miércoles, 23 de marzo de 2011
Vídeo Club
Los sábados tarde me pasaba por el vídeo Club de mi barrio. Creo que me gustaba más la sensación de estar rodeado de películas que alquilarlas. Nunca olvidaré ese ambientador barato imitación Paco Rabanne y esas cartulinas amarillas colgando de los estuches. El estante de las novedades nunca tenía cintas libres pero me conformaba con mirar la parte trasera e imaginarme como sería la película. El rincón del porno era visita obligada a pesar de que jamás me atreví a alquilar una cinta de folleteo, pero recuerdo que una vez robé una caja de VHS de una película porno, acabé usándola de estuche para los lápices tras previa mutilación de esos pinchos de plástico interiores para evitar que la cinta se moviera. Al final alquilaba cualquier cosa, la idea de domingo festivo me empujaba a llevarme lo que fuera antes de ver la televisión. Por supuesto la cinta no estaba rebobinada y con mi vídeo philips turbo no se cuantos la cinta se rebobinaba en apenas dos minutos. Ponías la cinta, salía la pantalla en negro y un número en el margen inferior izquierdo, luego salía una especie de carta de ajuste con colorines y un agudo pitido, 40 trailers, algún consejo de algún ministerio del tipo coma pescado azul y ale por fin salía el título de la película con un bonito azul de fondo y letras blancas. Aquí es cuando el Tracking automático del vídeo se volvía loco intentado eliminar las franjas blancas que salían en la parte inferior y que tu ponías en manual ya que no te fiabas del modo automático.
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